¿Cómo no amar a la dulce Gloria? A ella y a sus ojos azules, a su sincera sonrisa, a su paciencia infinita, a sus largas y esbeltas piernas, a su inquebrantable sentido de la honestidad…
¿Cómo no amar a Leonor y a su picara mirada? A su desnuda sinceridad, a todos sus diminutivos, a todas y a cada una de sus mentiras piadosas…
¿Cómo no amar a Miranda por el simple hecho de oírla respirar? Por su fuerza, por sus lágrimas, por la mano que siempre tiende a quien la pide…
¿Cómo no amar también a Aurora? Cómo contenerse si cada destello de su luz es siempre distinto y precioso…
¿Cómo podía existir el verbo amar antes de que naciera Gemma? Ella y sus delicados rizos dorados, su amor por todo lo indefenso, su valor…
¿Y qué hay de Montse, de Lucia, de Eva…? ¿Cómo NO amarlas a todas?...
Sencillo: amándolas a todas...
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