Despiste

¿Que tendrá el despiste que me atrae tan irremediablemente? Quizás porque es en efecto el reflejo fugaz de la parte de una inocencia que no quiso madurar… Porque representa a ese trozo de alma intacto que el mundo no ha cambiado y que aflora solo cuando la razón da un traspié… O porque indica que el sujeto en cuestión mantiene la atención en otro mundo, desobedeciendo así las reglas que dictan que es importante en este, y quien sabe, al fin y al cabo quizás en ese mundo de sus ensoñaciones se hallen los remedios para el nuestro.
Quién sabe si fue por alguna de estas razones que acabo de inventar o por otras que no he sabido expresar, pero es incuestionable que echo de menos esos divertidos y genuinos momentos que me regalaste, los echo de menos como si fueran partes de mi mismo. Podría ahora hacer un resumen de los instantes más cómicos, de esos que albergo en recuerdos que visito cada día, y sin duda debería hacerlo, porque lo más probable es que no sepas de qué estoy hablando, y no te acuerdes de ninguno... Pero este no es lugar ni este es tampoco ya el momento…
Así pues nos quedaremos sin saber quién era el más despistado de los dos, y no sabremos quién hubiera hecho esperar más a quién… Aunque en el fondo intuyo la respuesta, pues aunque, para mi bien, busque en lugares en que se que no estás, te seguiré esperando, pues siempre podré imaginar que esta vez también te has olvidado.