Thursday, November 15, 2007

Fue una vez...

Hace ya tiempo de aquello, pero aún puedo recordar sin excesiva dificultad los esfuerzos que hacía el pequeño para zafarse del abrazo aprisionador de su padre. De ese modo lo mantenía alejado del círculo de personas que rodeaba el tocón donde se estaba llevando a cabo el acto social en cuestión, la función del cual correspondía supuestamente a fortalecer los lazos entre tíos, primos y demás parientes que no frecuentaban la granja.

La sangre le hervía, pasaban por su mente miles de imágenes en las que vengaba brutalmente a quien consideraba su amigo… Entonces, ante la atonita mirada del chiquillo, el hacha ya había hecho su trabajo, permanecía clavada en el tocón: la imagen fue demasiado... Mediante un rápido y violento mordisco el niño se abrió paso unos metros más, casi a tocar del primo Ignacio:

“Cabrons, fills de puta, desgr...”

Justo en medio del brillante discurso el padre acertó a taparle la boca y a llevárselo de allí. Aquello ya era suficiente, demasiado espectáculo para esa tarde, el pequeño pasaría lo que quedaba de esta encerrado en su habitación.

Muy temprano, al día siguiente, el muchacho volvió junto al tocón. Pese a la limpieza a conciencia a la que se había entregado Nicanor, el verdugo, aun había rastros de sangre. El niño no olvidaría jamás los ojos de la criatura saliéndose de las orbitas justo al ser degollado. Yo no olvido a aquel niño, pero hace ya muchos años que no lo veo, quizás el odio le quemó, transformándole poco a poco en uno más, quizás simplemente el agua apagó al fuego y con este a su alma.

Por otro lado, es justo que recuerde aquí un hecho significativo: esa celebración no volvió a repetir-se jamás en aquella granja, su padre no lo permitió.

A ese niño, a todos los niños y niñas…

No comments: