Monday, July 9, 2007

El "yo" y "Dios"



En “felices sueños”, dice Dennett que el cerebro funciona como la política. Dice que los conceptos luchan entre si en nuestro cerebro del mismo modo que lo hacen las ideas y los personajes políticos luchan para conseguir la fama entre las personas del pueblo.


Así, también las ideas, una vez en la cumbre, utilizan su influencia para atraer hacia ese poder a ideas parecidas o asociadas, y a la vez intentan mantener alejadas a las ideas de signo contrario.
En mi opinión esa analogía es extremadamente exacta, tanto que no puede ser fruto de la coincidencia. Si no os importa acompañarme, os llevare un poco más lejos en la analogía que plantea Dennett.


Pensar por ejemplo en que sucede en vuestra cabeza cuando os planteáis un interrogante a priori difícil de resolver. Se desencadena una lucha entre ideas. Primero transcurre un tiempo de anarquía cerebral, en que el cerebro parece estar en silencio, a excepción de unas ideas oportunistas, claramente erróneas que en seguida descartamos. Al fin se proclama un vencedor. En el momento en que empezamos a tener clara la respuesta, el estado de nuestro cerebro se precipita sorprendentemente y súbitamente a un estado de gobierno consolidado. A partir de ese momento se nos ocurren muchas mas ideas en la línea de las anteriores, y empezamos a encajar las piezas.


En el caso de que la idea inicial este equivocada, y de que más tarde ese error se nos sea aclarado (y no siempre se puede aclarar el error), nos damos cuenta de cómo al creer descubrir la solución, nos hubiera sido tremendamente difícil dar un giro de 180 grados para encontrar la solución correcta. Efectivamente el cerebro tiene una inercia, del mismo modo que la tienen las masas sociales. Esto se ve empeorado por el hecho de que, una vez en el poder, las ideas tienden a asociarse con otras hermanas o familiares de estas. Este proceso de asociación, que en principio es una gran herramienta de nuestro cerebro, se vuelve en contra cuando la idea consciente (en el poder) es errónea.


Así pues, del mismo modo en que existen países en que es difícil desbancar al régimen vigente, en muchas personas, es difícil hacerles ver que están equivocados. Dennett simplifica todo esto con los términos “abajo-arriba” refiriéndose al proceso de selección de ideas, y de “arriba-abajo” refiriéndose a lo que ocurre una vez hay un gobierno firme.


La idea detrás esta analogía es deshacerse del “yo”, hecho que no demasiadas personas están dispuestas a aceptar. La mayoría de los opositores de Dennett alegan que ese modelo de conciencia necesita de un supervisor, un yo que albergue a las ideas, un “observador”, “algo” más allá de la simple unión de miles de millones de entes no pensantes, un “algo” que nos diferencie de las máquinas y de los animales. En el escenario que plantea el autor de “felices sueños”, ese algo no existe, y la sensación de que debe existir se explica como el efecto conjunto de las partes, como la interacción entre ellas.


Análogamente, en una sociedad, cuesta creer que el orden pueda venir dado por la simple interacción de las personas, cuesta admitir que las leyes por las que tenemos que regirnos provengan de personas como nosotros. Por eso, por el miedo a no estar en lo correcto, porque mucha gente tiene la idea equivocada en la cabeza, necesitamos creer en un dios. El “Dios” de una sociedad (El dios en nuestra sociedad no siempre se viste de blanco y con un triangulo en la cabeza, a veces viste con toga o con traje, corbata y maletín) es el equivalente a el “yo” del cerebro, es el “observador” inventado, la sabiduría absoluta, la certeza absoluta que camufla nuestra inseguridad y la incapacidad de encontrar certeza en nuestros actos.


En mi opinión, no es cierto que el cerebro funcione como la política, es más bien que la política y la sociedad funcionan como el cerebro. Son una imagen, una representación de lo que somos cada uno en nuestro foro interno. Es la misma estructura repetida a gran escala, y claro esta, con materiales muy distintos que le dan características esenciales bien distintas también.
Al desnudo, creo que así es como todos deberíamos ver al mundo, creo que así es como deberíamos vernos a nosotros mismos. Creo que vencer al “yo” es el primer paso para vencer a las representaciones del poder de las sociedades de este mundo.

2 comments:

Dr. Jorge said...

sin duda es inercia lo que tengo... cachis¡!¡ por cierto, muy bien...

Anonymous said...
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